No te espero, pero te quiero encontrar.
Aunque me olvide que me esperas en alguna parte,
escondido en ningún lugar, no esperándome,
pero también queriendo encontrarme.

No te espero, pero camino todos los días
de la semana pensando cómo te voy a mirar
cuando te encuentre, qué te voy a decir o si
me echaré a tus brazos con la sonrisa
que nunca he regalado a nadie.

No te espero, pero te quiero encontrar,
y ya sin verte te quiero, irremediablemente,
todo mi cuerpo y mi alma te pertenecen.
Y mis pensamientos, y todo lo que soy
y lo que siento cuando te siento y no te espero,
porque me nace el deseo de querer encontrarte.

No te espero, pero quiero que sepas que te quiero encontrar.
En el ridículo de mis frases, en lo cursi de mis vestidos rosa,
en el fondo del pozo de los deseos y sus monedas,
y en los deseos que se le piden a las estrellas fugaces,
en lo simple de mi vida que te derrama en grande, y te siente,
y repite incansablemente tu nombre de letras invisibles.

No te espero, pero te quiero encontrar.
Porque te respiro, porque te sudo,
y porque me siento tuya,
y porque te siento mío.